A veces la vida te hace pasar momentos verdaderamente amargos. En los que de repente, crees que se han llevado todo el oxígeno del aire, la respiración se te entrecorta y se te hace un nudo en la garganta. En los que sientes que el corazón ha de encogerse con más fuerza para poder impulsar la sangre por todo tu cuerpo. En los que sientes que hay un vacío dentro de ti, y conforme piensas más en ello, se hace más grande, más doloroso. Cuando las lágrimas brotan de tus ojos sin apenas ser consciente de ello. Caen por tus mejillas y te ciegan, te nublan la mirada, ni el día más soleado de todos puede hacerte ver la luz. Y te ahogas en ellas, en tus propias lágrimas. Pensando que no merece la pena secarlas, porque sabes que volverán a emerger de tus ojos cuando vuelvas a cerrarlos...
Cuando se dice que estás sobre una nube, uno se suele imaginar dentro de un avión, mirando por la ventana y sin poder ver más que unas nubes blancas abajo y un cielo de un impetuoso azul arriba. Sin embargo, al menos yo, soy capaz de estar perfectamente posaba en la Tierra pero estar sonriendo de tal manera que si se dijera que estoy posaba en una nube, sería quedarse bastante corto. Más bien sobre ellas, muchos metros sobre ellas.
En este blog estarán muchas de las cosas que me hacen subir arriba, más arriba, y aún más arriba :)
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